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El diagnóstico es conocido. El financiamiento público para I+D, crecimiento e internacionalización podría ser mayor, el acceso a infraestructura de investigación de punta es limitado y aún estamos al debe en experiencia regulatoria para embarcarnos en el desarrollo frecuente de estudios clínicos más desafiantes. (Fase I: First in Human).
Sin embargo, cada vez más vemos que el pool de talento dedicado al emprendimiento en biotecnología, desde el equipo gestor, hasta quienes gestionan la propiedad intelectual y el control de calidad y manufactura, está más maduro y sofisticado.
Quizás, lo que falta es una red o comunidad técnica donde podamos hablar de ciencia y de negocios, y así, aprovechemos la masa crítica de profesionales a la que estamos llegando.
Para muchos no es misterio que llevo décadas impulsando el desarrollo de capital en redes y ejemplos como RedEncuentros, Redbionova y CHBionegocios lo demuestran.
El contar con redes como estas no solo pueden facilitar instancias de prueba de nuevos productos y tecnologías, sino que también se puede aprovechar la misma red para reciclar talentos que hayan intentado emprender, pero que no han tenido éxito de buenas a primeras.
Está claro que no todos los emprendedores científicos son iguales, y por lo mismo, el contar con acceso a expertos y pares que los puedan guiar de manera personalizada sería crucial.
El emprender en biotecnología requiere de mucho esfuerzo, tiempo y capital. Sin embargo, al embarcarse en esto con el apoyo de una comunidad, uno aprende más rápido, de más cosas y no se siente solo cuando cree que está llegando al límite. En pocas palabras, ¡juntos estamos mucho mejor que separados!
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